En 1986 Marcelo Allasino comienza a estudiar teatro en el Liceo Municipal de su ciudad, espacio en el que debuta como actor. Sus primeras experiencias escénicas como intérprete y diseñador se desarrollaron junto al grupo de teatro del Centro Ciudad de Rafaela, y al grupo de teatro para niños Oralita, de la misma institución. En 1989 funda Punto T junto a otros tres jóvenes intérpretes, con quienes estrena sus primeras piezas como director, y luego como dramaturgo y director. En 1991 crea el taller de teatro La Máscara, el que se constituye en el primer espacio independiente de formación teatral de su ciudad. Con las compañías Punto T / La Máscara, estrena piezas que reciben numerosos premios, que participan en festivales nacionales e internacionales, y que cosechan excelentes repercusiones en la crítica especializada.
Dijo la crítica
"Ellos advirtieron – o al menos el director – que estaban ante alguien que abría las puertas a la incorporación en el teatro de la técnica cinematográfica. Y así ellos han encarado el montaje. Y para agregarle un tono más de modernismo, lo hacen como un comic, como una tira cómica, e interpretan a mi modo de ver, algo que a Marcel Achard hubiera hecho sentir profundamente satisfecho. "
"El excelente trabajo del conjunto, la precisión de los movimientos y los climas teatrales logrados no se pueden dejar de destacar, teniendo en cuenta que la puesta se afirma en el lenguaje gestual y de movimiento, por encima del coloquial. Al ingresar a la sala, el espectador se encuentra con el telón levantado y algunos actores en escena. A medida que las luces se apagan y la música crece, el público se sumerge en la atmósfera fantasmal y agobiante que la escenografía sobria, despojada y lúgubre logra crear. Ese mismo clima de terrorismo catastrófico y de angustia amenazante irá expandiéndose a medida que los actores, valiéndose de un excelente lenguaje gestual y coreográfico, de escasos parlamentos lingüísticos y de gritos patéticos, nos muestren el drama de sus vidas, el drama de una sociedad desequilibrada, alienada, sin salida. "
"Algunos cuentos del Decamerón busca desmitificar. En primer lugar, desmitificar el teatro como lugar “serio” en donde se permiten ciertas cosas y se prohíben otras porque no sé qué otra tradición arcaica lo estipula. En segundo lugar, desmitificar el sexo como temática teatral riesgosa (¿quién ha reglamentado lo que es lícito mostrar? ¿Quién censura en nombre del buen gusto?). (…) En el Decamerón, como en las demás obras de Punto T, se exprimen todos los lenguajes, se intentan comunicar sin privilegiar un canal sobre otro: gestualidad, acrobacia, palabra, ruidos, sonidos. "
"La obra tiene algunas coincidencias profundas con ciertos aspectos del neo sainete: la deformación caricaturesca de la realidad a través del humor, usada como medio para poner de manifiesto lo ridículo e inactual de ciertas actitudes, la búsqueda del espectáculo (importancia de la música y del baile), la tendencia a exagerar lo sentimental y la mostración de tipos sociales. Pero la puesta de Allasino va más allá: inscribe su trabajo dentro del melodrama y la cultura kitsch. "
"Es la mujer sometida al hombre. Es la crueldad del ser humano. Es el autoritarismo y el desprecio por la persona. Es la libertad negada y la dignidad pisoteada que pugnan por recuperarse. Es la violencia que genera violencia. Es el sexo tanático, destructivo. También es la incomunicación, el desencuentro, el desamor. "
"Un juez pidiendo la presencia de Aristófanes. Un cura hablando de teatro en un púlpito. Un diario publicando una crítica con el título “El mal gusto bajo el disfraz de cultura”. No es sainete criollo. No es teatro del absurdo. No es chiste gallego. Es el viejo lío que se arma cuando un artista tiene el mal tino de usar su arte para contar que la vida puede verse de otra manera. "
"Allasino consigue tensar al extremo las cuerdas dramáticas de sus protagonistas y logra golpear al espectador con la fuerza de una violencia exacerbada y perversa. Construye un montaje de continuos contrastes emocionales, donde la violencia contemporánea se desnuda en un aterrador marco de esplendor. En la totalidad, Allasino dibuja la pasión y la agresión de una poesía trágica, realista y desaforada. "
"La fragilidad del hombre en el fin del milenio, sometido a la hipnótica voracidad del otro, que convencido por la verdad de un mundo violento y demencial busca la felicidad en el desenfreno y se oculta bajo máscaras de irreprochable respetabilidad. Después de ver el desempeño de Punto T, uno no puede sino imaginar a Rafaela como una ciudad abierta a la vanguardia esclarecedora, a la búsqueda de esos nuevos lenguajes teatrales que nos están haciendo falta para entender lo que nos pasa como sociedad. "
"Tengo la sensación de que el director ha dejado hablar al autor colocándose a un lado con el fin de conducir a sus actores en la búsqueda de los signos del texto. Ha habido un cambio de lugar: del manejo del discurso imponiendo un punto de vista muy potente y resignificando el texto de una fuerte subjetividad a un espacio distinto, producto de un desplazamiento a favor de una estética que tiene más que ver con la revelación que con la praxis. "
"Desarmar las convenciones, descubrir lo que encierra ideológicamente el relato lineal, hacer estallar el ridículo y el absurdo que laten detrás de nuestras buenas conductas cotidianas, son tareas que aquí cumple incisivamente, Allasino."