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Durante todo el mes de junio participé de una experiencia tan inspiradora como desafiante: dirigí una residencia de creación artística a distancia, en el genial festival Quarta Kuir, producido por Plataforma Beijo en colaboración con el Corredor Latinoamericano de Teatro.  Fueron jornadas llenas de preguntas, discusiones, imágenes, músicas, palabras y discursos potentes, de corporalidades deseantes, de identidades cuir atravesades por la historia de un país convulsionado por políticas que generan expulsión y desamparo, jornadas con cuerpos confinados que claman por besos, abrazos, sexo, fiesta y encuentros.  Que necesitan expresarse y compartir narrativas tan disidentes como vitales y poderosas.  

El día miércoles 30 será el fin de esta residencia y mostraremos un recorte de la experiencia, que decidimos llamar “DANZA ORGÍA manifiesto”.  

El pasado martes 29 de junio participamos de una charla con estas preciosas personas con las que transitamos el proyecto, en la que compartimos diversas ideas y miradas.  Aquí un extracto de algunas cosas que dije.  Perdón por las comillas, no es (solo) a los fines de citarme a mí mismo, sino de citar esa conversación que me encantaría que vieran en su totalidad.

“Quiero, de alguna manera, reivindicar la improductividad y la inutilidad del arte desde el punto de vista del mercado y de la industria.  Quiero reivindicar eso.

En este tiempo vengo reflexionando mucho acerca de la evolución de las artes escénicas y en mi defensa apasionada por los encuentros en vivo (sin compartir espacio pero compartiendo tiempo) se constituyen en algo muy parecido a lo que es el teatro.  Sí en un lenguaje que es híbrido, que es liminal, que es periférico pero que tiene esa esencia que propone el teatro desde sus orígenes y que es el encuentro, frente a la idea instalada – por el mercado y por este mundo horroroso capitalista – del producto.  Lo que nosotros vamos a ofrecer mañana es la posibilidad de un encuentro en el que vamos a compartir algo tan inútil y tan improductivo como lo es el deseo de estar vivos y de considerarnos parte de una comunidad que nos trasciende.  Quiero reivindicar eso.  Lo que vamos a mostrar es un recorte, pero lo que proponemos es un espacio de encuentro, para abrir preguntas, para dejar huellas, para generar grietas donde nuestres espectadores puedan vibrar con nosotres compartiendo ese momento.  Sobre el lenguaje me gusta mucho seguir desarrollando conceptualmente algunas ideas que tienen que ver con “es esto teatro, es performance?”. Las etiquetas y las clasificaciones forman parte del universo de las personas que necesitan, por miedo, etiquetar (ya lo sabemos muy bien).  No me importa si esto es teatro, teatro virtual, tecnoteatro, teatro online, pero sí quiero defender la idea de que estos espacios de encuentro forman parte del Universo del Teatro.  Porque el teatro se ha constituido en una tecnología de poder que en tanto y en cuanto nosotres nos podamos nombrar también como parte de esa tecnología, empezamos a socavar los modos de operar de esas estructuras.  Cuando se considera que lo que nosotros hacemos forma parte de otro universo que nada tiene que ver con el teatro, eso genera una tranquilidad en ese dispositivo de poder que a mí me encantaría seguir atacando.  Estoy tan conmovido y tan agradecido porque coincido con la mirada de mis compañeres de este proceso: hubo espacio para abrirnos y para generosamente acompañarnos y abrazarnos, y eso en un momento tan horrible como el que nos toca vivir, en el que la pulsión de muerte nos acecha todo el tiempo, es una forma de salvarnos.  Yo creo que el arte nos salva, así que gracias por salvarme en este tiempo.”.
Aquí el link a la charla completa: https://www.facebook.com/CorredorCLT/videos/987768805385153

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