Síntesis Argumental
“Matar a Pablo” es una obra que no pudo ver la luz. Es el relato sobre un fracaso que pugna por ser compartido de algún modo. Es un balbuceo acerca de las tensiones culturales entre inmigrantes europeos y mestizos criollos en la inconmensurable llanura de la pampa gringa, tierra donde nací. Esas fricciones identitarias generan múltiples atracciones y choques entre dos polos tan opuestos como complementarios.
Ficha artística y técnica
Créditos instalación
Curaduría: Cristian Bonaudi y Marcelo Allasino
Montaje: Equipo del Museo Municipal de Arte “Dr. Urbano Poggi”
Obras:
“El primer duelo” (fragmento) de William Bouguereau. Foto de Marcelo Allasino. La obra pertenece al patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes / “Diario de obra”, paredes intervenidas por Marcelo Allasino / “1969-VM”, video de Daio Albanesi / “Hambre”, foto de Cristian Bonaudi / “Caín y Abel”, esculturas de Lucía Berman / “Capilla San Miguel”, fotos de Eduardo Schaberger Poupeau / “La manito”, Video de Cristian Bonaudi y Marcelo Allasino sobre diapositivas de Cristian Bonaudi / “Ladrillos”, de Lucía Berman / “Matar a Pablo”, video de Ramiro Rodríguez. Actúan Martín Molinaro y Marcelo Allasino / “Ensayo”, registro en video de Ramiro Rodríguez. Actúan Pablo Pellegrinet y Marcelo Allasino.
Créditos lectura performática
Performers: Marcelo Allasino y Martín Molinaro / Música: Ale Delbono / Cámara en vivo: Daio Albanesi / Registro en video: Beto Bellezze / Registro fotográfico: Ruth Theler / Iluminación y sonido: Equipo de la Municipalidad de Rafaela / Voz en off: Eugenio Fertonani / Dirección general: Marcelo Allasino
Historia del espectáculo
«En 2013 convoqué a Pablo, mi amigo-hermano de toda la vida, para encarar esta producción. Luego de un tiempo de trabajo decidió abandonar el proyecto e inicié un derrotero de intentos fallidos para concretarlo. La muerte de nuestro amigo Sebastián, asistente de la obra, se impuso con una fuerza arrolladora y, definitivamente, ya no pude continuar con el proyecto.
En plena pandemia, acuciado por las incertidumbres, sentí la necesidad de compartir aquellos trozos fragmentarios relacionados con el fracaso, la soledad, la falta de fuerzas para avanzar, la pérdida del rumbo, la confusión acerca de quiénes somos y de qué estamos constituidos.
El mito de Caín y Abel, inmigrantes europeos y mestizos criollos, los dedos en V encajando en un cuerpo, heterosexualidad y homoerotismo, el año 1969, la pulsión de muerte, de sexo y de asesinato, se reúnen en un relato estallado de referencias y trozos apropiados que se superponen para mostrar cómo en plena crisis, balbucear es siempre algo posible.» Marcelo Allasino
La obra se estrenó en una lectura performática realizada el 4 de abril de 2024 en el Museo Municipal de Arte «Dr. Urbano Poggi» de la ciudad de Rafaela.
Agradecimientos del autor
A Eduardo Schaberger Poupeau por sus fotos de la Capilla San Miguel*. A Martín Lopetegui, por brindarme el respaldo para concretar este proyecto. Al equipo hermoso del Museo de Municipal de Arte por su profesionalismo y calidez. Al equipo de Iluminación y sonido de la Municipalidad de Rafaela.
Esta obra está dedicada a los Pablos de mi vida.
* La Capilla San Miguel fue construida por mi tatarabuelo Michele Allasino en Colonia Iturraspe, donde se estableció con su familia en 1883 al llegar de Buriasco, Italia. En ese año mueren dos de sus hijos por la epidemia de cólera: María Ludovica y Lorenzo. Por esa razón la familia decide levantar una capilla en 1884 para salvaguardar la salud del resto de sus hijos. Contaba María Teresa, la hija mayor sobreviviente, que ella ayudó a su padre a amasar los ladrillos de barro que se utilizaron para levantar la capilla.
Dijo la crítica
"“Matar a Pablo” es un manifiesto ideológico sobre la existencia, sobre la vida y sobre el amor. Una obra que le costó salir a la luz. Un amor que no se pudo manifestar -o si- . Un grito que no pudo ser. Y el día llegó, la obra salió a la luz, en un formato que le quedó perfecto, con su autor como lector y vocero de su propia historia, una amistad de hermanos, un amor que pudo ser confeso, un grito visceral y perturbador guardado durante años en lo más profundo de sus entrañas."
"Una disección descarnada con un bisturí muy afilado, qué hurgó en experiencias de vida, en creencias religiosas, en concepciones sociológicas de clase, en demografía, en relaciones amorosas (o no tanto), en la crueldad, en la familia, en fin, en todo el universo Allasiniano. La puesta interactiva potenció la palabra. Martín Molinaro (no lo conocía cómo actor) tuvo una presencia potente, le dió a éste Pablo una imagen facilitadora de la catarsis. Ver a Chelo ponerle voz y cuerpo a este Marcelo de la ficción fue absolutamente conmovedor, por lo apasionado, desaforado, preciso y adorable. Gracias Chelo por exorcizar en la escena los fantasmas de la vida."